Científicos advierten que el maltrato infantil tiene efectos irreparables en el cerebro
 

El 80 por ciento de los casos de violencia tiene origen en cuestiones relacionadas con el ambiente en el cual se desarrolla la persona y sólo un 20 por ciento se produce por factores de tipo biológico.

Este diagnóstico de diversos estudios sustenta la afirmación de José Sanmartín, Director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, quien afirma que “no existe un gen de la violencia. La mayor parte de los violentos no nacen, se hacen”.

El catedrático e investigador español es el anfitrión de una conferencia internacional que esta semana reunió en Valencia a más de 400 expertos de todo el mundo para tratar de entender los mecanismos que operan en el cerebro del ‘violento’.

Siendo el cerebro la parte del ser humano que menos conocemos, respuestas absolutas no hay. Pero los científicos tienen ya pistas importantes.

Cuidado con los niños 

Una de las más preocupantes es el consenso de que un niño maltratado tiene altas posibilidades de convertirse en un maltratador y en una persona violenta, pero ya no sólo por cuestiones propias del trauma sicológico, sino físicas.

Sanmartín explica: “Cuando nosotros nacemos, la parte frontal de nuestro cerebro, que es clave en el comportamiento racional, está muy poco desarrollada. Durante los primeros meses de vida crece extraordinariamente y se ha encontrado que las conexiones de los niños maltratados a menudo están rotas o sensiblemente disminuidas, con lo cual esta parte del cerebro ve afectada su capacidad de regular la conducta agresiva”.

“Más aún -añade el científico español- hoy sabemos que las experiencias que se tienen, sobre todo a edades muy tempranas, modelan físicamente el cerebro de las personas, priman unos circuitos frente a otros e, incluso, generan circuitos nuevos. Y en el caso del niño maltratado son el estrés, el miedo y la violencia los que esculpen su cerebro”.

Jonathan Pincus, profesor de Neurología de la Universidad de Georgetown, lo reafirma y recuerda que en Estados Unidos el 80 por ciento de los delincuentes juveniles violentos encarcelados sufrió maltrato físico o abuso sexual en su infancia. Y que en el caso de los condenados a muerte por homicidio, esa tasa es de casi el 100 por ciento.

Cerebros violentos son ‘distintos’

Adrian Raine, uno de los mayores expertos en el estudio del cerebro mediante distintas técnicas que permiten obtener imágenes de esta parte del cuerpo humano, asegura que existe suficiente evidencia de que el cerebro de las personas violentas tiene diferencias.

Raine cita un estudio en el que se analizó el cerebro de 41 asesinos convictos y 41 ciudadanos comunes, y se encontró que los primeros registraban un muy bajo nivel de actividad en la parte frontal: “clave para controlar los sentimientos agresivos”.

No obstante, este profesor de la Universidad de California del Sur, advierte que también se han encontrado diferencias importantes en el hipocampo de los asesinos y sicópatas y en el cuerpo calloso que comunica a los dos hemisferios. No en vano Pincus, subraya: “no se puede decir que exista un centro de la violencia en el cerebro, que cuando es estimulado o destruido desencadena comportamientos violentos”.

Como tampoco existe una única causa o grupo de causas que permita explicar porque unos seres son más violentos que otros, subrayaron todos los expertos.

Con Alcohol y drogas, peor 

En todo caso hay prueba de que hay hábitos peligrosos que pueden potenciar el desarrollo de actitudes violentas. Robert Pihl, experto en alcohol y violencia de la Universidad McGill, de Canadá, citó un estudio que realizó con base en datos de 11 países y que reveló que el 62 por ciento de los responsables de homicidios, agresiones graves y violaciones sexuales habían consumido bebidas alcohólicas previamente.

Además, el alcohol está presente en más del 50 por ciento de los casos de violencia domestica contra la mujer.

En el caso de las drogas, Pincus anota: “la cocaína y las anfetaminas son sustancias especialmente propensas a generar un comportamiento violento, porque estas drogas producen una sensación de invulnerabilidad similar a la manía”.

Alerta sobre el éxtasis 

Las alertas se concentraron en el éxtasis, la droga de moda entre los jóvenes. George Ricaurte, investigador de la Universidad de Johns Hopkins y máxima autoridad mundial en el tema, advirtió que el éxtasis causa severos daños cerebrales que podrían acelerar la aparición de enfermedades degenerativas como el Parkinson.

Por otro lado, esta droga sintética inhibe –y hasta en un 75 por ciento– la producción de serotonina: la sustancia que frena nuestros impulsos violentos, con lo cual estaría creando seres ‘sin freno’. Está demostrado que a menor nivel de serotonina, hay mayores niveles de irritabilidad.

Peligro para Colombia 

Y una advertencia para Colombia: ‘Un entorno violento tiende a reproducir seres violentos’.

El profesor Sanmartín señaló a este corresponsal que “la normalización de la violencia es el problema número uno contra el que todos tenemos que luchar”.

El científico explicó que la socialización juega un papel importante en la adopción de mecanismos de comportamiento violentos y recordó que “el niño aprende tanto de lo que experimenta como de lo que observa”. Por eso considera “terrible” que la violencia “pase a formar parte del mobiliario normal de la vida de un individuo” y recomienda que nuestro país le ponga suma atención a sus niños para vencer el circulo vicioso de la violencia en el futuro.

Raine concuerda y sentencia: “aunque aún sepamos poco de la relación entre mente y violencia, lo que si sabemos es que en los primeros años de vida está buena parte de la clave para reducir la violencia en las próximas generaciones”.

Datos claves de una dura batalla 

Todos los ponentes que participaron en el foro internacional ‘Violencia, mente y cerebro’, que se llevó a cabo el jueves y viernes en Valencia, destacan la lucha contra el maltrato infantil como algo indispensable. Pero varias estadísticas indican que se trata de un problema social que será muy dificil de vencer.

  • Ocho de cada diez personas que maltratan a sus hijos en España, son desempleados, asegura una investigación del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia
      
  • Seis de cada 10 agresores vive en una vivienda que no permite la existencia de espacios en los que la privacidad sea respetada: hacinamiento.
      
  • En España, 9 de cada 10 agresores de niños tienen sólo estudios elementales o no tienen ningún estudio.
      
  • En Estados Unidos, las familias que ganan menos de 15 mil dolares al año, tienen un índice de maltrato infantil 12 veces superior que quienes tienen un ingreso promedio mayor.

NOTA: el texto en azul fue tomado de:

Víctor Manuel Vargas
Corresponsal de EL TIEMPO
Valencia (España)
vicvar2@telefonica.net